Si es menor de seis meses, no es recomendable exposición directa, ni en la playa, ni en la ciudad.
Si tiene más de seis meses, puede darle el sol con precaución evitando las horas centrales, siempre con protector solar y acompañado de medidas físicas, como sombreros, ropa y no demasiado tiempo expuesto al sol. Al aplicar la protección, es importante hacerlo media hora antes de la exposición solar, con una cantidad suficiente de crema, distribuida de forma uniforme y homogénea.
La arena y el agua pueden reflejar la radiación solar, se trata de una radiación indirecta de la que no protegen las sombrillas convencionales.
Si lleva ropa se recomienda que sea con un entramado o grosor lo suficiente para que no permitan que pasen los rayos solares. Si la ropa está húmeda, deja pasar más la radiación. El color que más absorbe la radiación es el negro, absorbe la radiación y llega menos a nuestra piel.
¿Qué filtros debe llevar un protector solar infantil?
En los menores de seis meses, nada de exposición solar, y hasta los tres años, filtros 100% minerales. En cuanto a la galénica, puede ser la misma crema o leche corporal en cara y cuerpo, aplicamos una buena capa y renovarla a las dos horas. Son recomendables los sprays y los aerosoles para renovar, una vez que ya se ha aplicado una crema previamente. Existen también cremas resistentes al roce y al agua.
¿Por qué hay que proteger especialmente a los niños?
La radiación solar se acumula desde que nacemos. Si en la infancia nos quemamos por exposición solar, estas quemaduras son un factor de riesgo de cáncer de piel. También con el fotoenvejecimiento aparecen manchas, atrofia cutánea, elastosis, pérdida de firmeza, laxitud y envejecimiento. Donde más podemos prevenir es en los niños, que además son los que disponen de más tiempo para disfrutar de actividades al sol. La mayoría de la radiación solar se ha tomado ya antes de los 18 años.
En el siguiente vídeo, la Dra. Berta Sánchez nos
