No todas las alergias alimentarias son para siempre, depende del alimento y de la edad
Los niños alérgicos suelen superar la alergia a ciertos alimentos con más frecuencia, como son la leche de vaca y el huevo. La alergia a la leche desaparece a los 5 años en más del 80 % de niños alérgicos y la alergia al huevo desaparece a los 8 o 9 años en un 75 % de los casos (3 de cada 4).
Después de estos dos alimentos, las frutas, frutos secos, legumbres, pescado y marisco son los que más alergias causan. En cambio, la probabilidad de que la alergia a estos alimentos desaparezca es bastante menor. Por ejemplo, solo un 30 % de los alérgicos a frutos secos dejan de serlo con el tiempo, siendo aún menor el porcentaje de los que alcanzan la tolerancia en la alergia al pescado o al marisco, aproximadamente un 10 %.
Por esta razón, la frecuencia de alergia alimentaria es de un 6-8 % en los niños y disminuye al 1-2 % en los adultos. Estos últimos suelen ser alérgicos a frutas, frutos secos, pescado y marisco, pues la mayoría iniciaron su alergia de niños y no alcanzaron la tolerancia con los años. En los adultos, por lo tanto, la probabilidad de mantener su alergia a ciertos alimentos de por vida es mucho más alta que en los niños.
¿Cuáles son los alimentos que producen más alergias?
Existen más de 160 alimentos que pueden producir alergia, pero solo ocho son la causa del 90 % de las reacciones alérgicas. Estos ocho, en orden de frecuencia y de aparición en la edad pediátrica, son: leche vaca, huevo, frutas, frutos secos, pescado, marisco, legumbres y trigo.
La alergia a leche de vaca es la primera y más frecuente, la vemos en los lactantes al introducir en sus primeros meses la leche adaptada, incluso en el primer biberón, dando lugar de manera inmediata a erupciones alrededor de la boca o, incluso, generalizadas en forma de urticaria. En ocasiones pueden producir vómitos y, en los casos más graves, se asocian a síntomas respiratorios, la llamada anafilaxia. Como sustituto a la leche disponemos de leches especiales con sus proteínas de leche de vaca hidrolizadas, o sea, troceadas de manera que ya no producen alergia. También hay leches con proteínas distintas a las de la vaca como la de soja o de arroz.
La segunda en frecuencia es la alergia al huevo. la vemos en su introducción entre los 7-9 meses y se debe a las proteínas de la clara (la mayoría toleran la yema). Algunos son capaces de tolerar el huevo cocinado, pero no el crudo (si no tienen alergia a una proteína que el calor no puede desnaturalizar, el ovomucoide).
¿Se puede prevenir la alergia retrasando los alimentos más alergénicos?
Hoy en día sabemos que no solo no se previene la alergia retrasando la introducción de un alimento, sino que por el contrario, la introducción precoz de alimentos sí que parece tener un efecto protector frente a la alergia alimentaria. A continuación, dos ejemplos corroborados con estudios posteriores:
- El primer ejemplo, en los niños que reciben leche de vaca desde el nacimiento por dificultades para tomar leche materna. Tras observar a este grupo, se demostró que disminuye la probabilidad de alergia a la leche de vaca de manera significativa si el lactante aparte de la leche materna recibía pequeñas cantidades diarias de leche adaptada desde el nacimiento.
- Otro ejemplo, en niños de familias judías de Israel la frecuencia de alergia al cacahuete es mucho más baja respecto a los niños de familias judías que viven en Londres. Se observó que esta diferencia se debía a la dieta, ya que los que viven en Israel ingieren de en su época lactante cereales que contienen cacahuete y los otros, no. La introducción precoz del cacahuete evita que un porcentaje alto desarrollen una alergia a este alimento.
En definitiva, no hay que retrasar la introducción de alimentos con la intención de prevenir la alergia.