Adicción al chocolate

Muchas personas reconocen ser adictas al chocolate, pero ¿tiene fundamento científico esta afirmación?

        

Se han hecho varios estudios con ratones generándoles adicción a un tipo de comida muy sabrosa, de alta palatabilidad,  con sabor a chocolate, por medio de una caja de condicionamiento operante de Skinner.

Tras un período de entrenamiento, los roedores que desarrollaron la capacidad adictiva llegaron a activar el pulsador entre 600 y 2000 veces recibiendo en cada ocasión 20 miligramos de comida con sabor a chocolate, a pesar de que ésta iba acompañada de una pequeña descarga eléctrica disuasoria bastante desagradable.

Algo parecido con ratones se había hecho antes para estudiar el poder adictivo de drogas como la cocaína. Ahora se ha probado que ambas adicciones, tanto a la cocaína como al chocolate, tienen puntos en común, de hecho, utilizan el mismo receptor cannabinoide CB1.

Los ratones que desarrollaron ese comportamiento adictivo tenían importantes alteraciones en  el gen que codifica, que ordena que se sintetice una proteína que es el receptor cannabinoide CB1. Esas alteraciones hacen que se sintetice menos receptores cannabinoides.

Si no existe ese receptor cannabinoide CB1, o lo bloqueamos farmacológicamente, los ratones no desarrollan el comportamiento adictivo para buscar la comida con sabor a chocolate, aunque los sometamos al mismo entrenamiento que a los que sí desarrollaron el comportamiento adictivo.

Entonces,  ¿una persona puede ser adicta al chocolate?

Hay personas que tienen mucha más propensión que otras para hacerse adictas al chocolate, y no solo eso, sino que también tienen más facilidad para padecer trastornos del comportamiento alimentario. No se sabe mucho más a ciencia cierta.

Hace años se comercializó un fármaco llamado Rimonabant,que en España se vendió con el nombre comercial de Acomplia y que tuvo mucho éxito en el tratamiento de la diabetes tipo 2 asociada a  la obesidad porque reducía bastante el apetito.

De alguna manera, los pacientes decían que perdían la ansiedad por la comida. Quizá les eliminaba o reducia la adicción por algún tipo de alimento. Este fármaco fue retirado del mercado en 2004 debido  sus efectos secundarios, tales como depresión y  aumento de pensamientos suicidas.

Ese fármaco, precisamente, es un antagonista del receptor cannabinoide CB1, es decir, se une al receptor  y no deja  que lo estimule la sustancia natural que debía de hacerlo. Es como si pusiéramos silicona en una cerradura para evitar que se abra la puerta que conduce al alimento que tanto nos complace comer.

La linea de investigación de los trastornos del comportamiento de la alimentación y de las adicciones en general sigue abierta ….

 

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